Hojas y panojas

Extrañaré tus sonrisas y tus miradas. Extrañaré nuestra complicidad, al igual que extrañaré nuestra forma de reírnos. Extrañaré hablar y saber que tú me entiendes. Extrañaré nuestros secretos y nuestra forma de demostrarle al mundo que somos una pizca de él. Extrañaré nuestras sorpresas, nuestras alegrías, nuestros planes de futuro. Extrañaré no tenerte cerca cuando todo vaya mal. Extrañaré no tener que necesitarte más. Extrañaré mirar atrás y recordar contigo, compartir. Extrañaré no volver a correr al verte. Extrañaré tu opinión, tus pisadas de gigante, tus lágrimas y tus caras extrañas. Extrañaré nuestras tonterías, nuestras carcajadas, nuestros abrazos de oso, nuestras palabras verdaderas. Extrañaré todo y más. Todo lo que tú me diste gratis, todo lo que nunca me llegarás a dar, todo lo que pudimos dar y, sin embargo, no dimos. Te extrañaré, pero tú nunca sabrás cuánto.

Vuelvo. ¡Al fin! La pereza llega a su álgido punto, el clímax. Y yo vuelvo. Y volveré. Aunque hayan situaciones que no vuelvan. Aunque haya recuerdos que se olviden, que se oculten, que se echen en falta. Aunque haya personas que se vayan y no regresen jamás. Y yo vuelvo, y vuelvo con poesía, con un poema, con una buena filosofía :) Aprendiendo Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma. Y uno aprende que el amor no significa acostarse. Y que una compañía no significa seguridad, y uno empieza a aprender.... Que los besos no son contratos y los regalos no son promesas, y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos, y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy, porque el terreno del mañana es demasiado inseguro para planes... y los futuros tienen su forma de caerse por la mitad. Y después de un tiempo uno aprende que, si es demasiado, hasta el calor del Sol puede quemar.