Ey kuli, ¿dónde vas?
Conversación entre mis amados bolígrafos y yo. -Me aprietas. Me acaba de hablar mi boli. Sí, muy normal. Sigamos escribiendo. Después de un rato. Mi preciado kuli salta, hace una elegante acrobacia por encima de mí, un doble salto en mi pantorrilla y acaba justo a unos pocos centímetros antes del límite de la alfombra. Lo señalo. -¡Tú! Oigo como se ríe: muajajajajaja -¿Por qué me desconcentras?- le acuso. -¡Porque me he cansado de escribir! - Aquí quien se tiene que cansar de escribir soy yo, que llevo horas. -¿Y yo qué? ¿No te importo nada, nada, nada? Pongo cara rara. -¿Nada, nada, nada? -Eres un boli. -SOY un boli AZUL. Coge al negro, o al rojo. Que yo hoy hago huelga. -¿Qué...? Le sigo por toda la habitación, escala por la montaña de ropa(que por cierto lleva almacenada desde por lo menos tres días), se mete por el edredón de mi cama, apaga la luz del escritorio, empiezo a hacer movimientos imposibles de un lado a otro y finalmente... lo alcanzo al