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Mostrando entradas de noviembre, 2012

Ey kuli, ¿dónde vas?

Conversación entre mis amados bolígrafos y yo. -Me aprietas. Me acaba de hablar mi boli. Sí, muy normal. Sigamos escribiendo. Después de un rato. Mi preciado kuli salta, hace una elegante acrobacia por encima de mí, un doble salto en mi pantorrilla y acaba justo a unos pocos centímetros antes del límite de la alfombra.  Lo señalo. -¡Tú! Oigo como se ríe: muajajajajaja -¿Por qué me desconcentras?- le acuso. -¡Porque me he cansado de escribir! - Aquí quien se tiene que cansar de escribir soy yo, que llevo horas. -¿Y yo qué? ¿No te importo nada, nada, nada? Pongo cara rara. -¿Nada, nada, nada? -Eres un boli. -SOY un boli AZUL. Coge al negro, o al rojo. Que yo hoy hago huelga. -¿Qué...? Le sigo por toda la habitación, escala por la montaña de ropa(que por cierto lleva almacenada desde por lo menos tres días), se mete por el edredón de mi cama, apaga la luz del escritorio, empiezo a hacer movimientos imposibles de un lado a otro y finalmente... lo alcanzo al

Déjame tiempo

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Déjame tiempo para pensar... No ...déjame tiempo para sentir. Pues bien, así pasan los días. Y pasa el tiempo. Y pasa la gente, y pasan las situaciones más absurdas. Yo, sobre mi silla, casi la mitad de horas que tiene un día, tratando de pensar y concentrarme. Tratando de creer que el mundo es un lugar donde se puede vivir. Equivocándome. Con la mente a veces aquí y a veces muy lejos. No sé muy bien dónde. ¿En un mundo paralelo? Entre palabras y frases, entre ingeniosas deducciones y penosas reacciones. Tratando de buscar un equilibrio, que parece que nunca llega. O que llega a veces, pero se marcha. Quizás madruga más que yo. Yo. Que no duermo, y que si lo hago no me doy cuenta. Que sueño despierta. Que cuando abro los ojos, aún estoy en pijama. Yo, que ya no duermo la siesta. Pero que se me abre la boca después de comer. Como si no hubiera comido suficiente. Como si faltara algo. Como si hiciese frío. Yo, yo. No Tú.

Es cierto

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Es cierto que me faltó coraje, es cierto que tuve la oportunidad, es cierto que pensaba hacerlo, es cierto que volví a dudar. Es cierto que fuera llueve, que nunca tenemos seguridad de nada, que por muy evidente que sea todo, la lluvia siempre nos moja la cara. Es cierto que levantarse cuesta, es cierto que el tiempo que va no vuelve, que por mucho que podamos querer, hay cosas que no nos pertenecen. Es cierto que la verdad a veces duele, que nos engañamos con mentiras y sueños, que la realidad nos choca y no sorprende, que a veces queremos y no podemos.

Cenizas

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"No quiero saber más de esto, no quiero poseer información que me destruya, la curiosidad nos corroe por dentro, pero el saber... el saber nos tortura sin escrúpulos." Los primeros son bonitos recuerdos. Quisimos y lo hicimos bien un tiempo, y no puedo decir que me arrepiento. Pero después esto paso de blanco a negro, se convirtió en una guerra de poder, en una destrucción masiva, en un juego con trampas y mentiras. Allí dejé mi fusil, la guerra se acabó hace tiempo, perdimos el derecho a ganar. Aquello serán solo cenizas ennegrecidas, que ojalá, se las lleve el viento.

Claros y nubes

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Hoy vuelvo a las andadas. Trato de no pensar más en esto. Pero solo pienso y pienso y pienso. Y llegado un momento me paro, golpeo a la fría pared. Me entra un fuerte dolor en la mano pero duele menos que tú. Me pregunto como reaccionaras cuando te enteres, si gritarás por qué, si me dirás que no lo entiendes. Me pregunto si me miraras con preocupación si ya no te sorprenderá, si en un susurro ligero me atreveré a contarte la verdad. Me pregunto si encontraremos la forma, si encontraremos el camino al andar, o si como si solo hubiera sido sueño simplemente, lo dejaremos pasar. Quizás parezca que ya no vale la pena, quizás olvidar sea lo que más convenga. O quizás después de todo esto, los claros vengan y se lleven la tormenta.

Frío, muy frío

El frío me abraza la cara, me recuerda aquella vieja sensación, me congela los músculos, me roba la razón. El frío invierno se avalanza, me recuerda que te fuiste, solo quedan cenizas de aquello que quizás viviste. El frío se llevó tu aliento y quise tirar mis miedos al mar, me dejó con el abrigo puesto, por la ventana volvieron a entrar. El frío me grita palabras, me refugio en mi jersey, me dice que fui corbade, me ataca, me arranca la piel.

Recuérdame

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Andas por la vida buscando razones de peso que te digan que vale la pena quererme y te encuentras frente a gruesos muros que te dicen que te des la vuelta, que no vale la pena. El muro de mi soledad, el muro de mi intolerancia, el muro de mi fragilidad, el muro de mi indecisión... No lo entiendes, y achacas eso a una parte de mí, de mi personalidad. Yo no construí ese muro, el muro lo construyeron las circunstancias, esas que te perdiste, esas que no conoces. Y me dueles, me duelen tus miradas que luchan contra tus sentimientos, contra mí. Me duele que te preguntes si me quieres o no. Me duele que tus ojos me griten que las cosas podrían ser diferentes, que cambie de una puta vez. Pero como te habrás dado cuenta, yo no tengo la fuerza que tienes tú. Yo ni siquiera puedo mirarte a los ojos. No me juzgues, de verdad. Cuídame como tantas otras veces has tratado de hacer, y recuérdame, solo para que yo pueda olvidarme de mí, para que las cosas puedan volver a ir bien de nuev