Todo lo demás es camino
Me ponías a prueba, me decías que te ibas para siempre, que me odiabas como odian las margaritas que las deshojen, como yo odio irme a veces, como todo el mundo odia alguna vez cuanto ama. Quería decirte que yo te querías más, pero que tampoco era para tanto y que daba igual que la pista de baile se nos quedara pequeña, las intenciones nunca eran mejores que yo. Quería explicarte que había días que la verdad te tapaba como un manto de hojas y que últimamente eran muchos. Que cuando ya no sabía que más echar de menos, el viento soplaba y era verdad, toda la verdad, no estabas allí. No dejaste la esperanza puesta en los ojos de cualquiera, como yo he terminado pensando que incluso si así hubiera sido, te hubieras equivocado igual. Porque van a venir a traerme flores, a cuidarme las ojeras y a decirme que son la parte incondicional del verbo querer a alguien y esta vez, como cualquier otra definitiva, voy a abrir un poquito los ojos y ni siquiera al tiempo, miserable va ser e