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Mostrando entradas de septiembre, 2015

Verde y pistachos.

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La mañana que te dejaste ver por primera vez, llevabas puesta una camiseta pistacho, los tenis, unas gafas de sol radioactivas y la sonrisa de los sábados. Yo era como el fantasma de cualquier otra ópera, con el pelo mal puesto y cualquier etiqueta por fuera, con los ojos pequeños, muy abiertos y los cristales muy sucios. Aquella mañana que te dejaste ver, tal vez no te vi. Probablemente nadie nos vio de verdad. Quizás incluso aquel día llevé la coleta bien hecha, o puede ser que tú no vistieras pistacho y feliz. Quizás, pudo llover ese día y no me fijé en que llegabas empapado de ilusiones y planes. Probablemente en realidad, ya no recuerde ese día tan bien como me gustaría. Es como de esas veces que saludas por primera vez y luego lo repites tantas ocasiones, tantos días, tantas mañanas, que olvidas que hubo un primer hola y que también te cambió la vida. Aquella mañana yo no sabía mucho. Sabía de hecho, que fuese lo que fuese lo que buscase iba a ser  cualquier otra cosa . Llevab

No son corazones, son hojas.

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No me queda más sinceridad, ni más engaño, ni mucho menos un tablón de madera para que te agarres a lo que puedas. Creo que incluso, es inútil aparentar que te escribo, que no lo hago, o que hago como que en realidad tengo algo que escribir. Es muy inútil negar que he conseguido, al fin, parar un terremoto que estuvo años derribando casas, refugios y alguna que otra calle de mi alma; y que desde entonces, el gusto a sonreír parece volver a ser nato. Sé cosas que quiero, sé a quién no, sé que llevo meses sin corazón y hoy he reparado en su ausencia. Pero, para mi sorpresa, muy grata he de admitir, no estoy tan triste. No tengo ganas de venganza, no me apetece estrellarme la cabeza en cualquier superficie lo suficientemente dura y sufrida para darle la razón a Newton, y quitármela a mí. Quizás me avergüenza, un poco, mi inocencia, quizás mi creencia ciega y encaprichada en cuentos infantiles o en los principios de las personas, o en lo que quisiera que fuere el tiempo olvidado en