Yo aprendí a sobrevivir con una estrella en cada mano.
"Hay corazones llenos de agujeros, pero no lo saben." Me he puesto a repasar la rutina de los últimos lunes, las de los martes, los fines de semana de sofá, libros y lasaña. El polvo que se acumulaba a pasitos calculados en los estantes de mi habitación, las horas mirando el reloj y esperando el día que nunca iba a llegar. Se me acumulaban los esquemas, me faltó tiempo para terminar de aprenderme bien como se calcula un momento de inercia en las pestañas de alguien que nunca volvió. Eché tierra en todo ese pozo que solo me reflejaba a mí y me pedía a gritos que saltara, que me quedase a vivir entre sus aguas. Me decidí a limpiar ese polvo, y aunque los muebles no brillan, nunca me he sentido más satisfecha. Me costó lo que se dice tanto, que lo olvidé. Llegué a un lugar de esquinas nuevas, de sonrisas nuevas, de tropiezos nuevos. Un día me desperté, y ni siquiera recordé que no me cruzaría contigo. No me quedó tiempo, ni espacio, para depositar esperanzas en esas pr