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Mostrando entradas de noviembre, 2014

Asfalto y otras medicinas.

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-Sobrepasamos el límite de velocidad. No supe si tomarlo como un aviso o una proposición. Te vi pisar el acelerador con furia, al tiempo que sonreías como si no te estuvieras dando cuenta de que parecías precisamente lo que pretendías parecer: un loco al volante. No me quejé, adoraba la velocidad, el viento atravesándome los huesos, la locura en el corazón, las prisas por ser eternos en medio de un ataque de adrenalina. Te adoraba, en realidad. Con esos aires de piloto y de poeta, con esa magia entre tus dedos y ese guiño de: 'Ni puñetera idea de donde vamos.' Bordeamos los vagos intentos de la soledad por frenarnos, nos hicimos a la lluvia, al parabrisas, al cinturón de mediocridad. Condujimos a ciegas para no ver venir el final. -Suéltate, que vienen curvas.- Me cantó la radio. Y después... ...después volamos por los aires.

Atrápame fuerte.

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Venía a decir que la libertad es otra cárcel  y las monedas de cambio salen más baratas  si hacemos treguas de meses. Venía a decir que lo mejor de la vida siempre será tener la ventana, el corazón y las manos  abiertas frente a tantas mentes cerradas. Ellos también creyeron que la libertad les haría libres.  Y yo sigo pensando: 'Atrápame fuerte.'

Nunca un volverás disfrazó menos despedidas.

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No sé querer con medida. Ni me salen bien las cuentas, ni hay un punto medio entre los agujeros de ese cinturón. Sé que has vuelto a hacerlo, echar de menos no es fácil. Y ojalá te hubieras ido a tiempo, te hubieras quedado quieto y hubieras temblado de frío. Nadie te estaría queriendo tanto, nadie te hablaría en sueños, ni te evitaría a muerte en los espejos, en los reflejos, en los portales vacíos, en las esperanzas de ver el cielo a lo lejos y ser incapaz de no sentir nostalgia. Estamos demasiado cerca para poder hablar de abrigos, demasiado callados para entender los silencios, demasiado vacíos para acabarnos el postre. No voy a volver y no quería que lo supieras. Por si en algún momento, en algún baile, en medio de cualquier abrazo, decido quedarme y dejo de llamar casa a los recuerdos que me hablan de ti.