Olvida este intento
Un olvido se asoma curioso con ojos de niño tras la pantalla, como una verdad ausente, un beso que ha muerto a oscuras, y que de repente, detiene su camino. Las hojas parecen retama dorada a esa distancia, pero uno se agarra a sus pies y la deshace, y cuando le tocan los ojos en una caricia áurea y triste son otra vez soldados del bosque elegidos para guardar la línea y caer en la batalla. No recuerdo un invierno tan amarillo y viejo, como este olvido sin nombre que no acoge intentos débiles, y que mueve el cielo con vientos de papel. No me recuerdo a ese lado de la nube lejana, ni esta ventana me protege del reflejo del curioso que se asoma a mi espalda como un frío repentino. No me recuerdo en el suelo porque ahora duermo sobre él, y porque un olvido ya se ha olvidado y solo se queda su nombre vacío como un resto de mí tendido a mi lado. Mañana se pondrá en pie como una senda se volverá marrón y después aire, y el bosque se