Déjame tiempo

Déjame tiempo para pensar...
No

...déjame tiempo para sentir.

Pues bien, así pasan los días. Y pasa el tiempo. Y pasa la gente, y pasan las situaciones más absurdas.
Yo, sobre mi silla, casi la mitad de horas que tiene un día, tratando de pensar y concentrarme.
Tratando de creer que el mundo es un lugar donde se puede vivir.
Equivocándome.
Con la mente a veces aquí y a veces muy lejos. No sé muy bien dónde. ¿En un mundo paralelo?
Entre palabras y frases, entre ingeniosas deducciones y penosas reacciones.
Tratando de buscar un equilibrio, que parece que nunca llega.
O que llega a veces, pero se marcha.
Quizás madruga más que yo.
Yo.
Que no duermo, y que si lo hago no me doy cuenta.
Que sueño despierta.
Que cuando abro los ojos, aún estoy en pijama.
Yo, que ya no duermo la siesta.
Pero que se me abre la boca después de comer.
Como si no hubiera comido suficiente.
Como si faltara algo.
Como si hiciese frío.
Yo, yo.
No
Tú.




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