Espectadores del fin
Asoló cuanto tocó.
Incluso aún cuando parecía que se alisaba la falda
o se sonreía en los espejos de los portales.
Los días de botas y lluvias,
de estrategias y complicidad.
Contaba con los dedos las veces
que el viento había firmado y concluido,
con la letra torcida, otro efímero: "Quizás"
Y serán las olas que ya no arrastran mensajes
a estas tierras de perecederos vencidos.
O serán las puertas que conducen
a ese inmerecido refugio con paredes de hojalata.
El retumbar de una jauría de sillas
cuando se clavan como agujas sobre una piel
que no resiste al paso del tiempo.
Conspirando eternamente contra una soledad
fielmente endurecida con continuos golpes de mortero.
Acompasados, a veces, indiferentes.
En general, dominados por la necesidad
de comprender quién los hará parar.
O cuándo.
O cómo.
O por qué.
Se le acabaron las manos.
Imagínense pues a esa actuación repleta de asistentes
que a su desenlace, no aplaudirán.
Al margen de una pequeña debilidad cortés.
Después, el vacío y su insuficiencia.
Como si fuesen, después de horas irresistibles, espectadores del fin.
Incluso aún cuando parecía que se alisaba la falda
o se sonreía en los espejos de los portales.
Los días de botas y lluvias,
de estrategias y complicidad.
Contaba con los dedos las veces
que el viento había firmado y concluido,
con la letra torcida, otro efímero: "Quizás"
Y serán las olas que ya no arrastran mensajes
a estas tierras de perecederos vencidos.
O serán las puertas que conducen
a ese inmerecido refugio con paredes de hojalata.
El retumbar de una jauría de sillas
cuando se clavan como agujas sobre una piel
que no resiste al paso del tiempo.
Conspirando eternamente contra una soledad
fielmente endurecida con continuos golpes de mortero.
Acompasados, a veces, indiferentes.
En general, dominados por la necesidad
de comprender quién los hará parar.
O cuándo.
O cómo.
O por qué.
Se le acabaron las manos.
Imagínense pues a esa actuación repleta de asistentes
que a su desenlace, no aplaudirán.
Al margen de una pequeña debilidad cortés.
Después, el vacío y su insuficiencia.
Como si fuesen, después de horas irresistibles, espectadores del fin.
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