20 de Abril del 90
Vivo con la mala costumbre de aguantarme los miedos. No sé cuánto tiempo lleva ese reloj mirándome las muñecas, ni marcándome las medias horas de nostalgia pasiva. Porque sé que no estoy muerta, y no es para menos.
Últimamente he vivido más de lo que imaginaba.
Pero hay están, las oscuras golondrinas, los versos podridos, los amaneceres catatónicos en brazos de la soledad. Porque no sabría como llamar a todas esas personas que bailan solas en los bares y que te hacen dar vueltas hasta que te das cuenta de que tú, también estás un poco solo.
Quizás me hayan sacado a la pista, me regalaran una flor hecha con una servilleta, quizás estuve hablando sobre la dudosa y vaga existencia del verbo amar con un desconocido el tiempo suficiente para saber que existe y que algún día, quizás, valdrá la pena. Quizás me hayan querido mejor de lo que tú querías, y créeme que ojalá me equivoque con esto pero, nunca más que tú.
No voy a engañarte, ni pienso prometerte que me voy a quedar aquí toda la vida echándole el pulso de siempre a la suerte. Sé que no vas a venir y sé que algún día, yo no voy a volver.
He cosido peores heridas, esperé quizás que esta que con tan mala saña me abrió el corazón, vinieras a ayudarme a repararla. Al menos a decirme que hasta aquel día no me querías, que solo trataste de cerrar tus propias heridas.
Y si de lo que tienes miedo es de que un día deje de escribirte, si lo que de verdad te entristece es que de tu resto del mundo nadie sabe quererte, si temes que esta pasajera y aparente soledad te golpeé continuamente en tu paso por la vida, si es eso, no tienes de qué preocuparte.
Con mucha suerte llegará alguien que te cambie la vida, con mucha más te darás cuenta de que en realidad, no necesitas a nadie más para ser feliz, con un porrón de suerte igual el destino quiere que algún día volvamos a vernos. Es la magia de todo esto.
Este miedo existe por algo, todas esas ganas de comerse el mundo superan con creces a los días de mierda y cuchara que de vez en cuando te aplauden en la cara. Me conociste porque quizás algún día te cruzarías con alguien diez mil veces más compatible contigo, te conocí porque quizás jamás encontraría a alguien que me hiciera escribir como tú.
Solo la vida lo sabe y no se va a confundir con nosotros.
Y va a ser así, yo voy a seguir con mis canciones, y tú tirarás adelante con tus sueños.
Últimamente he vivido más de lo que imaginaba.
Pero hay están, las oscuras golondrinas, los versos podridos, los amaneceres catatónicos en brazos de la soledad. Porque no sabría como llamar a todas esas personas que bailan solas en los bares y que te hacen dar vueltas hasta que te das cuenta de que tú, también estás un poco solo.
Quizás me hayan sacado a la pista, me regalaran una flor hecha con una servilleta, quizás estuve hablando sobre la dudosa y vaga existencia del verbo amar con un desconocido el tiempo suficiente para saber que existe y que algún día, quizás, valdrá la pena. Quizás me hayan querido mejor de lo que tú querías, y créeme que ojalá me equivoque con esto pero, nunca más que tú.
No voy a engañarte, ni pienso prometerte que me voy a quedar aquí toda la vida echándole el pulso de siempre a la suerte. Sé que no vas a venir y sé que algún día, yo no voy a volver.
He cosido peores heridas, esperé quizás que esta que con tan mala saña me abrió el corazón, vinieras a ayudarme a repararla. Al menos a decirme que hasta aquel día no me querías, que solo trataste de cerrar tus propias heridas.
Y si de lo que tienes miedo es de que un día deje de escribirte, si lo que de verdad te entristece es que de tu resto del mundo nadie sabe quererte, si temes que esta pasajera y aparente soledad te golpeé continuamente en tu paso por la vida, si es eso, no tienes de qué preocuparte.
Con mucha suerte llegará alguien que te cambie la vida, con mucha más te darás cuenta de que en realidad, no necesitas a nadie más para ser feliz, con un porrón de suerte igual el destino quiere que algún día volvamos a vernos. Es la magia de todo esto.
Este miedo existe por algo, todas esas ganas de comerse el mundo superan con creces a los días de mierda y cuchara que de vez en cuando te aplauden en la cara. Me conociste porque quizás algún día te cruzarías con alguien diez mil veces más compatible contigo, te conocí porque quizás jamás encontraría a alguien que me hiciera escribir como tú.
Solo la vida lo sabe y no se va a confundir con nosotros.
Y va a ser así, yo voy a seguir con mis canciones, y tú tirarás adelante con tus sueños.
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