Palabras de menos.
Siempre has tenido esa gracia inconfundible en los hoyuelos. A veces, solo cuando te oía reír, la vida parecía más un chiste que un campo de trabajo.
Y reías mucho y tendido.
Recuerdo como si fuese ayer tus buenos donaires de vividor cuando en un intento por tenderme una mano, me sacabas una sonrisa. Y te juro que cada una de esas veces que reí en silencio y que te busqué con los ojos, no quise estar en ningún otro sitio del planeta.
Cada vez que a hurtadillas me leías y después colaborabas con tus infames versos de capitán. Cada vez que me pedías que no dejara de escribir, aunque ya no fuera a ti. Cada vez que salías ahí y me recordabas que el miedo bien disfrazado conjuntaba de perlas con cualquier palabra ingeniosa que hiciese bailar a las mentes. Cada vez que se te encendían los ojos si te encontraban los míos.
La memoria es un alma peligrosa y el tiempo es una aguja mal enhebrada cuando dejas de dar puntadas en historias a medio hacer. Los años son agradables y el perfume de los recuerdos a veces se viste con suficiente elegancia. No nos hemos echado tanto de menos y tenemos anchos y sólidos hombros sobre los que recostarnos.
Vivo enamorada de toda la curiosidad que se nos escapa cada vez que, sin querer, se nos cruzan los caminos de esta crónica de sucesos que se hace llamar vida. Te prometo que me encanta saber de ti, que te volvería a coger de la mano y dejaría que me guiaras a cualquier rincón de este angosto mar de posibilidades.
No tenemos tantas cosas por las que disculparnos. Quizás vino de mas, algunas palabras de menos. Fuiste de esas personas que me hicieron creer, soñar, delirar y aspirar siempre a un poco más.
Estoy rompiendo una promesa, pero el día menos pensado quizás también te acuerdes de mí, de mi mala vida, de la buena fama y de todos esos sueños que murieron felices en la memoria de quien vive para recordarlos.
Hace mucho que no nos vemos, es verdad, pero nunca has tenido que estar muy cerca para saber que sigues conmigo.
Y reías mucho y tendido.
Recuerdo como si fuese ayer tus buenos donaires de vividor cuando en un intento por tenderme una mano, me sacabas una sonrisa. Y te juro que cada una de esas veces que reí en silencio y que te busqué con los ojos, no quise estar en ningún otro sitio del planeta.
Cada vez que a hurtadillas me leías y después colaborabas con tus infames versos de capitán. Cada vez que me pedías que no dejara de escribir, aunque ya no fuera a ti. Cada vez que salías ahí y me recordabas que el miedo bien disfrazado conjuntaba de perlas con cualquier palabra ingeniosa que hiciese bailar a las mentes. Cada vez que se te encendían los ojos si te encontraban los míos.
La memoria es un alma peligrosa y el tiempo es una aguja mal enhebrada cuando dejas de dar puntadas en historias a medio hacer. Los años son agradables y el perfume de los recuerdos a veces se viste con suficiente elegancia. No nos hemos echado tanto de menos y tenemos anchos y sólidos hombros sobre los que recostarnos.
Vivo enamorada de toda la curiosidad que se nos escapa cada vez que, sin querer, se nos cruzan los caminos de esta crónica de sucesos que se hace llamar vida. Te prometo que me encanta saber de ti, que te volvería a coger de la mano y dejaría que me guiaras a cualquier rincón de este angosto mar de posibilidades.
No tenemos tantas cosas por las que disculparnos. Quizás vino de mas, algunas palabras de menos. Fuiste de esas personas que me hicieron creer, soñar, delirar y aspirar siempre a un poco más.
Estoy rompiendo una promesa, pero el día menos pensado quizás también te acuerdes de mí, de mi mala vida, de la buena fama y de todos esos sueños que murieron felices en la memoria de quien vive para recordarlos.
Hace mucho que no nos vemos, es verdad, pero nunca has tenido que estar muy cerca para saber que sigues conmigo.
Quien escribiera como tú, ojala algún día... quizás dentro de no tanto vuelva a las andadas y a los trazos que hace un boli bailando sobre el papel, quizás, quizás...
ResponderEliminarUn plachere el leerte, ya lo sabes ;)
Te espero con ganas, sinvergüenza.
ResponderEliminar