Un olvido a manos de otro.

"Te he olvidado,
amor roto.

Pero no tengas miedo 
a que nadie te recuerde:
la poesía jamás te olvidará."
Elvira Sastre

Estás haciendo como si todo,
como si la luna fuese plata,
te pesase el corazón y
no pensara nevar mañana.

Has colocado los platos
en la mesa que no espera,
y el hambre,
en los ojos que no se pierden
ni un segundo de soledad.

Y te siguen bailando los zapatos,
te sigues gastando el dinero,
en pasajes malditos,
y prisas de alquiler.

Te ha mirado de lleno,
de miedo, de pedazos,
a esos dos alfileres inútiles,
que andan clavados en el suelo.
(Como tus pies últimamente)

Y te ha hecho reír, bailaste,
encontraste irresistible
que te soñaran con la boca,
y te pensasen sin querer.

Ha sido como remendar un olvido
con otra angustia,
como negarse pares veces
hasta la saciedad,
hasta la necedad.

Y has vuelto a pedir que
no te quieran,
aunque fuese por primera vez,
que lo dejen pasar,
aunque no se llamasen vida.

Te ha dejado aquí las huellas
-señalando pesos-
una sonrisa de enjambre,
el vértigo a ras de vuelo,
un escalón.

Y tienes puesto en el destino
-como él nunca te ha dicho-
el resto de la cubertería,
un corazón entero,
y la mesa a juego.

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