Olvida este intento

Un olvido se asoma curioso con ojos de niño tras la pantalla,
como una verdad ausente, un beso que ha muerto a oscuras,
y que de repente, detiene su camino.

Las hojas parecen retama dorada a esa distancia,
pero uno se agarra a sus pies y la deshace,
y cuando le tocan los ojos en una caricia áurea y triste
son otra vez soldados del bosque 
elegidos para guardar la línea
y caer en la batalla.

No recuerdo un invierno tan amarillo y viejo, 
como este olvido sin nombre 
que no acoge intentos débiles,
y que mueve el cielo con vientos de papel.

No me recuerdo a ese lado de la nube lejana, 
ni esta ventana me protege del reflejo
del curioso que se asoma a mi espalda
como un frío repentino.

No me recuerdo en el suelo porque ahora duermo sobre él,
y porque un olvido ya se ha olvidado
y solo se queda su nombre vacío
como un resto de mí
tendido a mi lado.

Mañana se pondrá en pie como una senda
se volverá marrón y después aire,
y el bosque será un manto desnudo 
lleno de hielo sin memoria.

El olvido olvidará que estuvo aquí.
Olvidará que llegaste, que te fuiste,
que llegó el otoño, que se fue el otoño,
que apagó las luces
y que te olvidó.

Todo lo olvidará el olvido.
Tu letra, tu recuerdo, tu cielo olvidado.
La nube, el reflejo, la espalda olvidada.
Todo tú serás olvido e invierno.




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