He creído que la vida era esto, tantas veces,
vuestros nombres rasgados en mi garganta,
mi nombre sin voz, una palabra sin vida.

La vida que me enseñasteis a mirar a través
del espejo en el que no me reconozco,
la vida que en mis manos agarro a veces
sin fuerza y pesadumbre, pensando que
soy esa persona que no puede con un tapón,
con una madrugada o con un triste pedal.

La vida que cualquiera sabe abrazar
en un momento fácil, para llenar
otro cuerpo de besos y la boca de flores.
Esa vida tan fácil y tan de mentira
los lunes cuando hay que volver a trabajar,
o los miércoles cuando uno
prefiere abrazar su idea de libertad.

La vida que me late en las muñecas y que
me mido en el cuello, mirando hacia el techo
que es mi cielo cubierto de los pensamientos
que nunca he soportado dentro de mí
y que me han obligado todas las veces
a ocultar con dolor la mirada.

He creído que la vida era decir una palabra
y creérsela como si fuese verdad,
como si este poema fuese a perdonarnos
lo que no hemos sido tantas veces
y lo que no seremos a estas alturas.

No pronuncio mi nombre y no lo haré aquí,
seré mi propia mancha y mi abrazo.
Yo me enseñaré a creer en la persona que
siempre me repetís que no soy.







Comentarios

  1. 'como si este poema fuese a perdonarnos
    lo que no hemos sido tantas veces
    y lo que no seremos a estas alturas.'

    yo ya

    ResponderEliminar

Publicar un comentario