Un milagro que no entiendo

Hasta cuando se planea este atentado
en el que se sacuden recuerdos falsos
como amigos que vienen de viaje
pero que nunca se quedan.

Hasta cuando la curiosidad va a quedarse aquí
en palabras que creo reconocer
en nuestra distancia
aunque imagine que se rompe

Hasta cuando el orden de lo que importa
y de lo que come la conciencia
va a seguir en esa mesilla de noche
apagando la luz y las preguntas.

En esta isla, los días madrugan
y las madrugadas son cortas,
la vida fluye como si nunca se hubiera detenido
y los sueños son amigos fáciles
que se acumulan en las estanterías.

En esta isla duele menos respirar
y la incomprensión no me afecta
porque aquí no existes, aquí no llegas.
Aquí no me callo y no me duele 
elegir palabras.
Aquí ya no os elijo.

En esta escalera que apareció
justo cuando uno se da cuenta de que puede
elegir lo que recuerda, hay un pasillo de flores
y he empezado a recogerlas.
Subo por descuido porque
me han cogido de la mano
aunque estuviera equivocada.

A veces creo que la vida en la isla
es un milagro que no entiendo.
Todo lo que me despierta es aquí
un eco familiar que huele a jazmín.
No me molesta que mis problemas
sean ahora otros,
y que vuestros rostros
no pueda reconocerlos.

Esta es mi isla y 
la estoy llenando de nuevos recuerdos.


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